SANTO DOMINGO.-María, una joven de 16 años, se sintió la mujer más feliz del mundo el día en que se enteró que estaba embarazada, pero su alegría se esfumó cuando ese mismo día el hombre que decía amarla la abandonó.
La joven de tez morena no sabía qué iba hacer. En su mente sólo se preguntaba cómo iba a sacar adelante a esa criatura que latía en sus entrañas, si ni siquiera había terminado la secundaria y sus padres, como era de esperase, la botaron de la casa.
La joven encontró refugio en el hogar de una amiga. Y desde ese día comenzó a trabajar, lavó ropas, vendió empanadas y limpió casas. Todo para que a la pequeña Suri no le faltara nada.
Fue muy difícil para María porque en la sociedad dominicana siempre ha sido duramente criticado el hecho de que una mujer sea madre soltera.
“Son muchas las puertas que se me cerraron y los empleos que no me dieron, pero yo además de sacar adelante a mi hija también seguí estudiando”, indicó María.
23 años después
Hoy, 23 años más tarde, esa niña que bruscamente se convirtió en mujer, es una empresaria, tiene un pequeño restaurante y un hogar propio, aunque humilde. Y es que, María como muchas mujeres dominicanas nunca se dio por vencida, no se ha vuelto a casar, pero sacó adelante a su hija, a quien le faltan dos cuatrimestre para terminar la universidad.